Fuente: Wikipedia

La almáciga, también denominada resina mástic o mástic-terebinto, es una resina que se obtiene por medio de incisiones o raspaduras en la corteza del Pistacia lentiscus, árbol de la familia de las terebintáceas que se puede encontrar en las zonas costeras de los países mediterráneos.1 Tradicionalmente se ha considerado a la almáciga de la isla de Quíos como la de mejor calidad, lo que le ha reportado a esta área geográfica grandes beneficios económicos y cierta fama (el mismo Cristóbal Colón comerció con la resina de esta región).

Se ha usado desde muy antiguo, especialmente con fines terapéuticos, aunque a partir del siglo XIX, en algunas de sus aplicaciones, fue sustituida por el dammar y, en la actualidad, por las resinas cetónicas.

Es ligeramente más dura que el dammar y casi completamente soluble en aceite de trementina,white spirit, éter y alcohol, mientras que tan sólo lo es parcialmente en acetona, y en caliente, con aceites grasos. Por su parte, la solubilidad con la bencina es variable. Su punto de ablandamiento se sitúa entre los 100 – 120º C y su índice de acidez está comprendido entre 50 y 80.

En el comercio se encuntran dos variedades llamada una de lágrimas y común la otra. La primera tiene un color amarillo pálido, superficie pulverulenta, es fractuosa, vidriosa, de transparencia opalina, con olor dulce y agradable y sabor resinoso aromático.

La almáciga común se diferencia de la anterior por su color oscuro y por las impurezas que contiene. Sus propiedades son tónico-astringentes. Antiguamente, se usaba como masticatorio para aromatizar las encías y aun se le da este empleo en Oriente.

La almáciga en lágrima se congela en gotas sobre las ramas y es la más estimada por ser las más pura. Se ablanda tan fácilmente como lacera. Se extrae por incisión de una variedad del lentisco. Los estatuarios la usan para pegar los fragmentos de mármol.

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