Obras 2004 – 2016
- Homenaje a Berlín 50 x 92,2 cm
- Berlín, calle del 17 de Junio 41 x 24 cm
- Cúpula de la Catedral de Berlín 46 x 55 cm
- East Side Gallery 46 x33 cm
- Biblioteca de Felipe II 100 x 73 cm
- Iglesia de San Manuel y San Benito, Madrid 45,8 x 64,8
- Torre de la televisión 100 x 81,1
- Panorámica de Madrid con las 4 torres 100,2 x 60,1 cm
- Panorámica de Madrid 100,1 x 60,2 cm
- Alcalá hacia puerta del Sol 116,2 x 81,1 cm
- Mirador de Moncloa 46,3 x 65,2 cm
- Puente de Segovia 73,3 x 46,4 cm
- Puente de Toledo 70,1 x 46 cm
- Vista de la Castellana 81 x 59,8 cm
- Vista del Ayuntamiento de Madrid 45,7 x 65,1 cm
- Puerta de Alcalá 46,2 x 65 cm
- Toscana 27 x 19 cm
- Vista de la Toscana 60 x 81 cm
- Santa María la Real de Valdeiglesias 73 x 65 cm
- Parque del Retiro 26,8 x 18,9 cm
- Museo del Prado, Interior 59,8 x 81 cm
- Museo del Prado, entrada de Velázquez 60,1 x 81,1 cm
- Biblioteca Nacional 46 x 65 cm
- Desierto de Atacama 2 81,1 x 54 cm
- Desierto de Atacama 1 81,2 x 54,3 cm
- Vista de San Lorenzo del Escorial 59,8 x 59,8 cm
- Jardín Botánico 24 x 19,4 cm
- Jardín del Moro 26,7 x 19,3 cm
- Vista de Madrid 100 x 50 cm
- Isla de Menorca 82 x 50 cm
- Parque de la Florida de Vitoria 99,8 x 64,7 cm
- Parque del Retiro 100,2 x 48 cm
- Parque del Retiro 100,2 x 48 cm
- Parque del Retiro 33 x 22 cm copia
- Bosque, País Vasco 100 x 65 cm
Elena Abreu Apellániz ha abordada sus temas con una actitud que evidencia mayores expectativas y una exigencia visual muy evolucionada. En buena medida no ha esquivado las dificultades que imponía el tema y su resultado es convincente. Perspectivas amplias y atmosféricas que logran compensar lo deshabitado de las vistas sin gentes con un colorido y una luz que inyectan vitalidad y naturalidad a los espacios que más que reales son psicológicos. Elena Abreu Apellániz ha elegido, la factura y las técnicas del realismo para expresar su propio mundo, pero no se trata de un verismo virtuosista que quiere emular los pormenores fotográficos, sino algo más hondo y reflexivo en lo que nada es igual a la apariencia. Una apropiación de los colores y la pincelada en servicio de los efectos de la luz y la movilidad de la naturaleza y su reflejo en la propia sensibilidad. Se demuestra claramente cómo los desafíos permiten a un autor hallar en claves distintas, atisbar nuevos efectos, luces, toda la potencialidad de un tema desarrollado y exprimido. Una clara evidencia, una incitación a volver a asumir en cada momento la responsabilidad sobre su producción, sobre su huella. La obra se convierte en una aventura individual y en éste punto comienza tal vez la posibilidad de llegar a otros niveles de desarrollo creativo. Donde las problemáticas, lejos de quedar estancadas en los rudimentos del lenguaje pictórico básico, se proyectan en la problemática esencial del quehacer artístico libre de todo lo verdaderamente prescindible. Quedamos a la espera de conocer la forma que Elena Abreu Apellániz elegirá tomar su camino, asumir su responsabilidad consigo misma. La compresión plena que su obra verdadera está en sus manos y solo en sus manos.
ACADEMIA DECINTI VILLALÓN. Madrid, 2008