Parmigianino

PArmigianino @

Mazzola, Francesco o Parmigianino (1503-1540).

 

Pintor italiano, nacido en Parma en 1503 y muerto en Cremona en 1540, cuyo nombre verdadero era Francesco Mazzola. Se formó en su ciudad con sus tíos Pier Ilario Filippo y Michele Mazzola, modestos pintores de provincia, para continuar su aprendizaje en contacto directo con Correggio, quien en ese momento trabajaba en los grandes ciclos de frescos de Parma.

Su primera obra es de 1519, El Bautismo de Cristo, dedicándose igualmente a la decoración de algunas capillas de San Juan Evangelista. Hacia 1523 trabaja en el tocador de Paola de Gonzaga en la Rocca de los Sanvitale en Fontanello, donde hace una recreación de la estancia de San Pablo de Correggio.

Instalado en Roma, en 1524, conoce la obra de Miguel Ángel y Rafael, que serían influencias decisivas. En la ciudad se sabe que tomó parte en los encuentros y discusiones que tenían lugar en la casa de Paolo Valdambrini, secretario del Papa Clemente VII, a los que acudía Rosso Fiorentino, Perino de Vaga y Giulio Romano. Entre las obras de este período destacan La Visión de San Jerónimo de 1525, y Los esponsales místicos de Santa Catalina y el Retrato de Lorenzo Cybo, del mismo año.

Tras el saco de Roma en 1627, se instala en Bolonia y posteriormente en Parma, donde pasó los últimos años de su vida atormentado por los constantes requerimientos del capítulo de la iglesia de Steccata, que le apremiaba para que finalizara los frescos que le habían sido encargados en 1531. Encarcelado a causa de las deudas, logró huir a Casalmaggiore, y allí, mientras trataba de resolver sus problemas mediante la alquimia, murió desesperado con sólo 37 años.

La importancia de su obra supera ampliamente las pocas obras legadas, entre las que destacan La conversión de san Pablo de 1527, La Virgen de la Rosa de 1529, La Virgen del cuello largo de 1535, o el Autorretrato ante el espejo, la Esclava turca y la Antea.

Su obra y su personalidad se afirman en contacto con el primer manierismo toscano, y a través de las obras de los grandes maestros Rafael y Miguel Ángel, consiguiendo traducir en términos originales los modelos del Renacimiento con una orientación ya plenamente manierista. Para él la función del arte era trasmitir sensaciones exquisitas y excitantes, para lo cual tiene que crear una necesaria artificiosidad. De Correggio asimilará el clasicismo, convirtiéndolo en manierismo, manteniendo el ilusionismo del primero pero traduciéndolo a modelos más decorativos y una mayor vitalidad de las formas.

En los Esponsales de Santa catalina, de 1521, hay una rebuscada elegancia en las formas y una composición en la que todas la figuras giran alrededor del pedestal de la Virgen; este cuerpo geométrico se va a repetir deliberadamente en toda la composición, incluso el marco arquitectónico aparece con forma semicilíndrica. En laVisión de San Jerónimo, realizada tras su llegada a Roma y tras conocer las obras de Rafael y Miguel Ángel, resume todas estas experiencias. La dimensión de sus personajes y su expansividad formal se inspiran en Miguel Ángel, pero la energía propia de este artista, se reduce y se sustituye por la elegancia. Hay grandiosidad en las apariencias y dignidad en la representación del tema, aunque parece haberse evaporado todo sentimiento específicamente cristiano. Esta representación ilustra la actitud de las creencias de la Roma de Clemente VII, virtualmente indiferente a los valores tradicionales de la devoción cristiana, para la cual los símbolos religiosos y el dogma sólo poseían una dimensión estética. En sus obras posteriores a su estancia en Roma, mantendrá el aire elegante y en ciertos momentos majestuoso, tendiendo cada vez más a una belleza abstracta y a una gracia artificial.

 

Parmigianino 1

 

Retrato del conde de San Segundo delante de un cortinaje. La composición, serena y equilibrada, está marcada por el hieratismo del personaje, la riqueza del paño dorado, inspirado en el Retrato de Julio II de Rafael, y por el paisaje que se abre en el lateral derecho con edificios clásicos y libros apoyados en el alfeizar de la ventana.

La sofisticación del manierismo de Parmigianino queda especialmente patente en las figuras del Conde y de la estatua del dios clásico (posiblemente Perseo o Marte) situado a la derecha, que se alargan alejándose de las proporciones lógicas.

Pedro Maria Rossi (1504-1547) fue un brillante militar que sirvió a Francisco I de Francia, Cosme I de Medici y Carlos V (1500-1558). El retrato se pintó cuando militaba en el bando imperial, lo que explica la presencia de la palabra “IMPERIO” sobre uno de los libros, y la cantidad de citas clásicas.

Esta obra perteneció a la colección del marqués de Serra. En 1664 fue adquirida por el conde de Peñaranda para Felipe IV (1605-1665), apareciendo en el inventario de 1686 en el Alcazar de Madrid y en el de 1772 de El Buen Retiro.

Probablemente sea pareja del retrato del mismo artista Camilla Gonzaga, condesa de San Segundo, y sus hijos (P00280), aunque en los inventarios aparezcan desparejados.

 

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Retrato de Camilla Gonzaga, casada en 1523 con el conde de San Segundo, y tres de los seis hijos del matrimonio, posiblemente Troilo, Hipólito y Federico.

Esta obra es seguramente pareja del cuadro del mismo artista de Pedro María Rossi, conde de San Segundo (P00279), aunque aparezcan desparejados en los inventarios.

El retrato de la Condesa y sus hijos es considerado de inferior calidad al de su esposo, y su frialdad ha sido achacada a la posible intervención del taller. Sin embargo, cabe destacar el gran interés iconográfico de su composición, siendo la primera vez que se muestra en Italia a una mujer rodeada de sus hijos a modo de la Caridad clásica, como sólo había hecho anteriormente Hans Holbein.

Parmigianino fue uno de los máximos representantes del Manierismo italiano, caracterizándose especialmente por el extremado alargamiento de sus figuras que aparecían sofisticadas y selectas. Aunque nació en Parma, ciudad de la cual recibe su sobrenombre, los conflictos bélicos que golpearon Italia en el siglo XVI le obligaron a viajar y a trabajar por gran parte del país, llegando incluso a ser hecho prisionero en Roma durante el saqueo de las tropas de Carlos V (1500-1558).

Esta obra perteneció a la colección del marqués de Serra. En 1664 fue adquirida por el conde de Peñaranda para Felipe IV (1605-1665), apareciendo en el inventario de 1686 en el Alcázar de Madrid y en el de 1772 de El Buen Retiro.

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