Este exitoso pintor alemán nació el 9 de febrero de 1932 en Dresde y creció en la región de Alta Lusacia. Luego de llegar a la conclusión de que en el sistema de la RDA no podía ser lo suficientemente creativo, Richter huyó con su esposa de entonces, Marianne, a Berlín Occidental. Todo lo que llevaban consigo era una maleta. Las obras que había creado hasta ese momento debió dejarlas en la RDA, donde fueron sobrepintadas o destruidas, él mismo quemó algunas antes de su partida.
En Occidente comenzó estudios de arte en la Kunstakademie Düsseldorf. Allí conoció a Sigmar Polke, Konrad Fischer-Lueg y Blinky Palermo, con quienes trabajó intensamente. Junto con Polke y Fischer-Lueg fundó por ejemplo el grupo de artistas de los “Realistas capitalistas”, que criticó tanto el “realismo socialista” como la sociedad occidental de consumo. Pero Richter no cultivó sólo un estilo. Experimentó con pintura abstracta, el sobrepintado de fotos, dibujos, trabajos en vidrio, esculturas y acuarela. El artista rechaza una categorización de su trabajo.
Ya en 1972 representó a la República Federal de Alemania en la Bienal de Venecia, con su grupo de obras “48 retratos”. Esa seri «Kerze» de Gerhard Richter(© picture-alliance/dpa)fotorrealista está constituida por 48 representaciones de destacadas personas, entre escritores, científicos, compositores y otras personalidades. A mediados de los años 70, comenzó a pintar también en forma abstracta. En esas obras da gran importancia al principio de la casualidad: “Al final quiero obtener un cuadro que no había planeado… Quiero obtener algo más interesante de aquello que me puedo imaginar”.
El principio de casualidad ayudó a Richter también para la composición de una vidriera de la catedral de Colonia. El vitral está conformado por unos 11.500 pequeños cuadrados de vidrio de 72 colores diferentes y fue inaugurado en agosto de 2007. Los colores retoman tonos de las otras vidrieras de la catedral. Con ese vitral, el artista cosechó no sólo loas. Voces críticas dijeron, por ejemplo, que el vitral hubiera quedado mejor en una mezquita que en una iglesia cristiana y que falta la representación de la figura de un mártir. El artista rechazó las críticas. Richter se autodefine como un “ateísta con tendencia al catolicismo” y vive desde 1983 en Colonia. Desde abril de 2007 es ciudadano de honor de la ciudad.
La obra de Gerhard Richter es compleja y polifacética. Que no se haya limitado a un solo estilo se debe quizás también a que rechaza las ideologías. Luego de sus experiencias con la Juventud Hitleriana y el régimen del SED, Richter manifestó (1989): “Sin duda, las ideologías son dañinas y por ello debemos tomarlas muy en serio, pero sólo como comportamiento, no por su contenido, pues en cuanto a contenido son todas igualmente equivocadas”