Fuente: “ Rembrandt, materiales, método y procedimientos del arte” por David Bomford, Christopher Brown, Ashok Roy
Es muy raro encontrar tratados de pintura de caballete que presten la debida atención a la técnica de un maestro como Rembrandt. Generalmente ésta es descrita escuetamente con una palabra como «óleo» o «temple». En un intento de ofrecer una visión de su técnica lo más completa posible, el Departamento Científico de la National Gallery de Londres, utilizando modernas técnicas analíticas, ha desarrollado un programa de investigación de los materiales utilizados por Rembrandt y sus modos de elaboración.
La finalidad básica del aglutinante es unir entre sí las partículas de los diferentes pigmentos para permitir su aplicación a una superficie y hacer que permanezcan adheridos a ella durante largo tiempo. Antes de los siglos XIX y XX, el artista se veía constreñido a utilizar materiales extraídos de la naturaleza. Entre estos materiales hay semillas y frutos, resinas de árbol, ceras, colas de origen animal y goma vegetal. En los últimos cien años, con los avances de la química, se empezaron a utilizar materiales sintéticos como ligantes de la pintura.
En líneas generales podemos decir que los maestros de épocas anteriores emplearon principalmente el temple de cola y el temple de huevo como aglutinantes. Sin embargo, en su empeño de ampliar y mejorar la representación de los fenómenos ópticos que percibían, los maestros ensayaron otros medios. Esto se tradujo en un movimiento gradual hacia el uso del aceite secante. En su estado natural, este aceite es un líquido libre perfectamente capaz de humedecer y embeber el pigmento en polvo. La mezcla no alcanza un alto grado de solidificación por simple evaporación, sino más bien por un proceso de polimerización, así que se unen entre sí las unidades moleculares del aceite. Como resultado de ello, el pigmento queda firmemente asentado en una matriz orgánica, cuyas propiedades ópticas son superiores a las del temple en muchas aplicaciones. Estos aglutinantes ofrecen las ventajas combinadas de poseer propiedades que facilitan el manejo de la pintura durante su aplicación y permitir, tras el secado, la formación de una película resistente y duradera.
En la pintura de caballete se han empleado principalmente tres tipos de aceite. El secante más activo, esto es, el aceite que mejor y más rápidamente se seca con una gama de diferentes pigmentos se extrae de la linaza. El aceite de nuez, en un tiempo utilizado profusamente por los maestros italianos se seca algo más lentamente y, a corto plazo, es más sensible a los efectos inhibidores de ciertos pigmentos. Lo mismo puede decirse en buena medida del aceite de semilla de amapola, pero se considera que éste, y en grado un poco menor el aceite de nuez, amarillea menos con el paso del tiempo. A consecuencia de ello han sido recomendados a menudo para los colores claros. Pronto se comprobó que pigmentos tales como el blanco de plomo, el plomo rojo y el bermellón eran buenos secantes, mientras que los pigmentos negros y de laca eran malos secantes, toda vez que tendían a inhibir el proceso de secado en el aceite utilizado como aglutinante.
Tabla 1Aglutinantes empleados por Rembrandt en sus pinturas | |||
Cuadro | Fecha | Muestra | Aglutinante |
Judas y las treinta monedas de plata | 1629 | 1. Fondo, capa superior2. Fondo, capa inferior3. Negro del suelo4. Verde gris del último plano |
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Retrato de una mujer de 83 años | 1634 | 1. Fondo color cervato claro a la izquierda del personaje2. Pintura negra del vestido |
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Saskia van Uylenburch en atuendo de la Arcadia | 1635 | 1. Blanco grisáceo de la parte inferior del vestido2. Marrón/negro oscuro del follaje, arriba |
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La lamentación sobre el cuerpo de Cristo | c. 1635 | 1. Empaste blanco cálido borde derecho 2. Nube blanca, cruz, borde superior 3. Color mostaza, sudario blanco 4. Fondo negro/marrón oscuro,borde derecho |
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El festín de Baltasar | 1636-1638 | 1. Empaste blanco del manto 2. Empaste amarillo del ribete del manto 3. Tocado de la mujer de la izquierda, sombra 4.Vestido rojo de la mujer de la derecha |
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Autorretrato a la edad de 34 años | 1640 | 1. Parapeto marrón claro, lado izquierdo | Aceite de nuez |
La mujer adúltera | 1644 | 1. Empaste oscuro, parte superior de la columna del centro 2. Marrón naranja pálido de la columna de la derecha 3. Fondo 4. Fondo rojo, parte superior del borde derecho |
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No cabe duda, al menos en lo que se refiere a esta muestra de obras de Rembrandt, que hay una preponderancia del aceite de linaza como aglutinante de la materia pictórica. Puede decirse, pues, que en general se ha empleado un medio idóneo -el aceite de linaza- de manera sencilla, sin complicaciones, esto es, sin adiciones apreciables de otros materiales. El uso de aceite de linaza está fuertemente enraizado en la tradición técnica del norte de Europa. En algunos casos se empleó aceite de nuez como aglutinante y no se detectan signos, de que su uso estuviera limitado metodológicamente a los colores más claros de la paleta.
Sólo se ha encontrado un caso en el que se mezclan resina de pino y aceite de linaza; corresponde a la muestra de pintura negra del Retrato de Margareíha de Geer, busto. En una muestra del Retrato de Margaretha de Geer , extraída del fondo, se señala la posible presencia de temple al huevo, pero no se puede afirmar rotundamente que la zona de la que se extrajo la muestra no había sido retocada.
De acuerdo con los resultados obtenidos en el análisis de La lamentación por la muerte de Jesús, podemos decir que el alquídico (alquídico modificado con aceite) detectado en la muestra 1, es un aglutinante sintético y su uso aquí corresponde a una zona de pintura perteneciente a una sección añadida al cuadro. La muestra 2 fue extraída de una zona interfacial situada entre las dos. Hasta hoy, el aceite de semilla de amapola no ha figurado entre los aglutinantes usados por Rembrandt y este ejemplo corresponde con toda seguridad a un retoque en la línea divisoria de las dos zonas.
La capa del fondo: función y tipo
Una fase fundamental en la construcción de toda pintura de caballete, lo mismo sobre tabla que sobre tela, es aquella en la que se aplica un fondo al soporte, antes de pintar sobre él. Es muy posible que, en ciertos casos, los fondos de Rembrandt fueran aplicados en el taller, mientras que en otras tablas y telas se servían ya preparadas. Sin embargo, la constitución de las capas del fondo de dos pinturas sobre tela -el par de retratos Jacob Trip y Margareíha de Geer, proporciona algunas pruebas de que al menos en estos dos casos el fondo fue aplicado en el taller de Rembrandt. Otras telas probablemente fueron adquiridas provistas de fondo.
Es asimismo difícil saber a ciencia cierta hasta qué punto los fondos de las pinturas de Rembrandt son característicos de su técnica, o si se pueden encontrar frecuentemente en otros cuadros holandeses durante el siglo XVII. Evidentemente, si las telas y las tablas eran suministradas invariablemente con una imprimación preparada comercialmente, el tipo de fondo tiene que aparecer una y otra vez, no sólo en Rembrandt sino igualmente en cualquier grupo representativo de cuadros del mismo período. Desgraciadamente, son pocos los artistas holandeses del siglo XVII cuya técnica ha sido estudiada de manera exhaustiva. La situación se ve complicada por el hecho de que en la obra de algunos otros artistas que pintaron sobre tela se han encontrado a un mismo tiempo tipos de fondo similares y marcadamente diferentes en su constitución de los de Rembrandt.
La función principal de la capa del fondo es proporcionar una superficie idónea sobre la que se puedan aplicar las capas de pintura. Para que a una capa preparatoria se la pueda llamar fondo con propiedad tiene que cubrir toda la superficie del soporte, sea o no sea una parte visual de la composición final. Idealmente, la capa o capas del fondo tienen que ser más bien tersas, lo que significa que a veces habrá que rascar o frotar, pero en un caso concreto, dentro de las pinturas sobre tela de Rembrandt, la textura dista mucho de ser tersa y cabe pensar que debió de tener un «grano» apreciable. La ventaja de este tipo de superficie tal vez radica en la facilidad con que un empaste grueso puede ser arrancado de la tosca superficie de pintura. Sin embargo, las capas del fondo para las pinturas sobre tela cubren totalmente su superficie y ésta, además de lisa, tiene que ser debidamente absorbente para la aplicación de las capas de pintura al óleo que constituyen el cuadro. Los resultados válidos de los análisis efectuados con las capas del fondo son más bien pocos, pero indican que el aglutinante de los fondos sobre tela es un aceite secante.
En las pinturas sobre tabla de roble realizadas por Rembrandt, la capa del fondo, además de ser muy diferente de la gama usada en las pinturas sobre tela, presenta un esquema básicamente uniforme en todos los casos que nosotros hemos examinado y, por lo demás, coincide con los resultados obtenidos por otros investigadores en sus análisis. Cada una de las pinturas sobre tabla presenta una capa más bien tenue de greda (carbonato de calcio) ligada con cola de piel animal, que justamente tiende a llenar el grano de la madera. Usualmente, la mezcla es blanca cremosa. Con el microscopio explorador de electrones se han detectado diminutos cocolitos fósiles en la capa inferior del fondo de pinturas como el Retrato de una mujer de 83 años y el Retrato de Philips Lucasz, lo que indica que la creta es de origen natural.
En el norte de Europa el uso de fondos de creta para pinturas sobre tabla cuenta con una tradición que se remonta a los tiempos de los Van Eyck e incluso a épocas anteriores. A diferencia del fondo de la mayoría de tablas de los siglos XV y XVI, el fondo de greda de las pinturas sobre tabla de Rembrandt está cubierto con una tenue imprimación, generalmente de un cálido marrón amarillento, formada por una’ mezcla de blanco de plomo; creta y un poco de-tierra de sombra, probablemente ligada con aceite. Esta imprimación cubre toda la capa inferior de creta y es suficientemente absorbente de los rayos X para mostrar el grano de la tabla situada debajo, que usualmente sólo está parcialmente cubierta por la capa inferior de creta. En el análisis de varias muestras de la imprimación amarronada se ha detectado manganeso, lo que indica que el pigmento terreo colorante es una auténtica tierra de sombra, antes que un mero ocre coloreado de marrón. Además de aportar el color, el contenido de tierra de sombra debía facilitar el rápido secado de la imprimación catalizando el proceso.
Las pinturas sobre tela de Rembrandt son más variables en cuanto a la estructura de sus fondos, aunque generalmente empleaban dos tipos básicos:
- Un tipo está formado por los llamados fondos dobles, en los que la primera capa aplicada directamente a la tela es ocreosa, usualmente un pigmento terreo rojo y naranja rojizo. Le sigue una capa de marrón claro, grisáceo, o amarillo mate, verdoso, que contiene blanco de plomo como componente principal y pigmentos coloreados, a menudo con negro para teñir esta segunda imprimación. Ejemplos de este tipo de fondo de capa doble se pueden encontrar en Saskia van Uylenburch en atuendo de la Arcadia, El festín de Baltasar y el Autorretrato a In edad de 34 años. El esquema básico presenta variantes, y así, por ejemplo, el Hombre viejo como san Pablo tiene una capa inferior que contiene tierra de sombra marrón y encima una segunda imprimación marrón grisácea con blanco de plomo tosco, partículas sueltas de negro carbón y un poco de tierra de sombra. En las pinturas sobre tela, la constitución de los fondos inferiores de color naranja también varía, sobre todo en cuanto a la pureza de los pigmentos térreos usados.
Probablemente en la primera capa de imprimación de la tela se empleaban cantidades de pigmentos térreos decididamente económicos para llenar los intersticios del tejido. Después, la segunda capa del fondo; con contenido de blanco de plomo, se aplicaba encima, teniendo en cuenta, además del color y la textura, la superficie elegida para ejecutar en ella la pintura. Como en los fondos sobre tabla, en las pinturas sobre tela, que contienen blanco de plomo capaz de absorber los rayos X, la capa superior es la principal responsable de que el tejido quede registrado en la radiografía. Los fondos dobles de esta naturaleza no son en modo alguno privativos de Rembrandt.
Jacob y Labán, pintura realizada por Brugghen en 1627, y perteneciente a las colecciones de la National Gallery, posee un fondo con una estructura similar, mientras que Rubens y Van Dyck utilizaban regularmente fondos dobles en sus obras sobre tela.
- El segundo tipo de imprimación de la tela observado en las pinturas de Rembrandt presenta una composición completamente distinta. Está formada por una capa única de cuarzo toscamente tamizado (arena silícea), teñido con un poco de ocre marrón y conteniendo una pequeña cantidad de blanco de plomo. El principal componente de esta mezcla, ligada en aceite secante, es el cuarzo, cuya tosca textura es claramente visible en toda la superficie de la pintura. La razón de que se use esta combinación, improbable, en los fondos de las telas se puede deber al bajo coste y la amplia disponibilidad de los materiales. El contenido de blanco de plomo en estos fondos coloreados de negro, aunque muy bajo, es todavía suficiente para que en las radiografías de las pinturas aparezca en cierta medida en el tejido de la tela. Entre los ejemplos de este tipo se pueden citar La adoración de los Pastores, el Retrato de Hendrickje Stoffels, el Retrato de Frederik Rihel a caballo y el Autorretrato a la edad de 63 años. Como en los fondos dobles, aquí no se puede determinar si la imprimación de «cuarzo» era aplicada en el taller o era uno de los productos comerciales estándar, tal vez el más barato.
Dos de las pinturas sobre tela, Fraile franciscano y Margaretha de Geer, busto, presentan fondos que no responden a ninguna de los dos grupos principales, pero son variantes de prácticas de imprimación encontradas más a menudo. Hay que destacar que la gama de técnicas del siglo XVII para fondos sobre tela presenta una considerable variación y que cabría esperar que en la pintura sobre tela de Rembrandt se vieran reflejados métodos alternativos.
Bibliografía: Graaf, Het de Mayerne Manuscript…; H. Miedema y B. Meijer, «The introduction of coloured ground in painting and its influence orí stylistic development, with particular respect to sixteenth-century Netherlandish art», Storia dell’Arte, 35, 1979, pp. 78-98.
Tabla 2: Estructura del fondo en las pinturas de Rembrandt
Cuadro | Fecha | Soporte | Tipo de fondo | Capa inferior | Capa superior | Comentario |
Judas y las 30 monedas de plata | 1629 | Tabla de roble | De una capa | Creta | Imprimación: Blanco de plomo, tierra marrón amarilla | |
Ecce Homo | 1634 | Papel | De una capa | Blanco de plomo |
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Retrato de una mujer de 83 años | 1634 | Tabla de roble | De una capa | Creta | Imprimación: Blanco de plomo, sombra de tierra | |
Retrato de Philips Lucasz | 1635 | Tabla de roble | De una capa | Creta | Imprimación: Blanco de plomo, creta, sombra de tierra | |
Saskia van IJyienburch en atuendo de la Arcadia | 1635 | Tela | De dos capas | Tierra – roja naranja | Gris claro: blanco | La pintura ha sido de plomo, carbón (ocre) transferida y, como parte del proceso, la capa inferior ha sido rebajada |
La lamentación sobre el cuerpo de Cristo | 1635 | Papel | Sin fondo |
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El festín de Baltasar | 1636/8 | Tela | De dos capas | Tierra roja – naranja | Gris blanco de ame: blanco de plomo, sombra de tierra, carbón animal. | |
Autorretrato a la edad de 34 años | 1640 | Tela | De dos capas | Tierra roja | Gris tono de ante | La pintura ha sido de plomo, transferida, y debajo ocre marrón (carbón) del fondo original se puede delectar una capa de adhesivo oscuro |
La mujer adúltera | 1644 | Tabla de roble | De una capa | Creta | Imprimación: Blanco de plomo, tierra marrón amarilla | En algunos sitios el fondo ha sido rascado |
La adoración de los pastores | 1646 | Tela | De una capa | Cuarzo, ocre marrón |
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Mujer bañándose en el riachuelo | 1654 | Tabla de roble | De una capa | Creta | Imprimación: Blanco de plomo,tierra marrón amarilla, sombra de tierra | |
Fraile franciscano | 1655 | Tela | De dos capas | Tierra roja – naranja | Blanco de plomo, esmalte incoloro/vidrio. | La pintura ha sido transferida y reforzada. La capa inferior del fondo original ha sido retirada en su mayor parte |
Retrato de Hendríckje Stoffels | 1656 | Tela | De una capa | Cuarzo, ocre marrón, blanco de plomo. |
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Hombre viejo como san Pablo | 1659 | Tela | De dos capas | Blanco de plomo, sombre de tierra, negro | Marrón grisáceo: blanco de plomo, carbón, sombra de tierra | |
Retrato de Jacob Trip | 1661 | Tela | De dos capas | Tierra roja – naranja | Caqui: blanco de creta, sombra de tierra | Hay un poco de plomo, ocre amarillo, pigmento plomo de laca en la capa carbón vegetal inferior del fondo |
Retrato de MargareHia de Geer | 1661 | Tela | De dos capas | Tierra roja – naranja | Caqui: blanco de plomo, creta, ocre amarillo, sombra de tierra, carbón vegetal | |
Retrato de MargareHia de Geer, busto | 1661 | Tela | De dos capas | Creta | Marrón amarillo claro, blanco de plomo, Creta, tierra roja y amarilla, carbón vegetal | Estructura del fondo inusual |
Retrato de Frederík Rihcl a caballo | 1663 | Tela | De una capa | Cuarzo, ocre marrón |
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Autorretrato a la edad de 63 años | 1669 | Tela | De una capa | Cuarzo, ocre marrón |
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Las capas de pintura
En 1693 Marshall Smith observó en su Art of Painting, according to the theory and practice of the best Italian, French and Germán masters:
«Rembrandt tomó un camino atrevidamente libre, aplicó los colores con mucho cuerpo y muchas veces, en las cabezas de hombres, sombras extraordinariamente profundas, muy difíciles de copiar, pues los colores eran aplicados en bruto y en pinceladas llenas, aunque en ocasiones nítidamente acabadas».
Ciertamente esta sucinta descripción expresa la apariencia característica de las pinturas de Rembrandt -el uso de la textura y la pincelada expresiva, la yuxtaposición del empaste y la pintura tersa, el preciso cálculo del color, pero no intenta explicar cómo estaban formadas las capas de pintura o cuáles eran las etapas preliminares.
Gerard de Lairesse, que conoció a Rembrandt y fue retratado por él, es más analítico en su Het groot Schilderboek, de 1707, pues señala tres fases principales en el proceso pictórico: aplicación general del color, segunda aplicación del color y retoque o acabado. Como Lairesse reflejaba las prácticas de la segunda mitad del siglo XVII, conviene tener presente estas tres fases cuando examinemos el proceso pictórico de las obras de Rembrandt.
Para conseguir un efecto final-Rembrandt tenía que explotar ciertas variables. La primera y más profunda era el color del fondo. Como hemos visto, éste podía variar desde el blanco o el beige en las tablas hasta tonalidades de gris, marrón-gris y marrón oscuro en las telas. Cuando pintaba sobre un fondo pálido, Rembrandt rara vez utilizaba el tono directamente como mancha de color, sino simplemente para obtener una luminosidad general, ya que se filtra a través de las capas superpuestas de pintura y aparece entre las pinceladas o donde los bloques adyacentes de pintura no están perfectamente acoplados. Sin embargo, usó directamente el tono subyacente de la imprimación para describir la arquitectura que aparece al fondo en La mujer adúltera.
En cambio, en las telas las capas coloreadas de la imprimación a menudo se dejaban al descubierto y eran aprovechadas directamente en favor de elementos compositivos como los colores del fondo y zonas de sombras pertenecientes a rostros y manos. Un punto concreto que debemos examinar es el de los ojos de muchas de las cabezas pertenecientes a retratos tardíos, pues aquí las zonas de luz están pintadas en proyección, mientras que las sombras están representadas a menudo por defecto, esto es, por el color del fondo que el artista ha dejado al descubierto. Rembrandt no siempre adoptó este método. Así, por ejemplo, en el Retrato a la edad de 34 años, de riguroso acabado, el fondo está cubierto en su totalidad y todas las sombras del rostro están construidas exclusivamente a partir de las capas superiores de pintura.
Parece ser que el método operativo de Rembrandt, tanto en tabla como en tela, empezaba usualmente con la aplicación de pintura marrón, que definía las formas principales, las sombras, etc. En la práctica este método podía variar en detalle y complejidad, pues si a veces presentaba líneas claramente apreciables, más a menudo consistía simplemente en lavados generales de tono marrón. Es posible asimismo que esta medida fuera precedida de un dibujo rudimentario para fijar la posición de la composición -tal vez en creta sobre telas de fondo oscuro, aunque no se tiene constancia de ello-, pero usualmente la primera fase de la ejecución de la pintura consistía en el trazado de la composición, que formaba la base sobre la que se distribuía luego el color.
La primera capa de pintura identificada por Lairesse, el color general, ha sido interpretada de diferentes maneras. Es un término al que se alude a menudo en documentos y tratados -como ha señalado Miedema, estaba prescrito en las normas de los gremios del siglo pasado como prueba esencial de calidad-, pero sigue siendo un concepto un tanto huidizo. Su importancia para el estudio de los métodos operativos de Rembrandt se nos podría antojar prioritariamente teórica si no fuera porque ciertas capas de la imprimación de sus cuadros no parecen corresponder ni a la aplicación preliminar ni a las capas de color plenamente realizadas.
La capa que hay debajo de la camisa de Mujer bañándose en un riachuelo podría considerarse razonablemente una capa o color general, y tal vez sea superfluo establecer una distinción; pero el dibujo oscuro de El festín de Baltasar ciertamente representa algo más sustancial que un boceto inicial y podría corresponder perfectamente a una fase completa de color general.
Aún más significativo es el Turco, aparentemente sin acabar, que se conserva en la National Gallery de Washington (Rembrandt Corpus B.8). En esta obra, el atuendo está pintado con cierta soltura en tonos curiosamente parduzcos y lisos. Casi con toda certeza aquí estamos ante una pintura que fue dejada en la fase de aplicación del color general, y por lo tanto faltan las capas de color finales. La cabeza y el turbante, a diferencia del atuendo, están perfectamente acabados, pero muy posiblemente no por Rembrandt.
Ahora vemos con toda claridad que «color general» es un término elástico que ha sido aplicado por algunos autores para definir un estrato totalmente monocromo situado debajo de las capas de color, mientras que otros han aludido con él al color preliminar al que había que dar vida y fuerza en la siguiente fase pictórica. Sandrart parece suscribir la segunda teoría, porque describe con precisión, fases diferenciadas. Según él, el artista debe trazar primeramente el boceto, incluidos «todos sus elementos», después «examinarlo bien y con colores generales (a lo que alguien llama pintura previa), corregir los errores que se descubran, y por último, cuando está completamente seco, pintar encima y terminarlo con diligencia». En el caso de Rembrandt conviene tener presente la posibilidad de que aparezca una capa así, como ya hemos visto, pero es un error suponer que sus pinturas responden necesariamente a esquemas constructivos teóricos o estandarizados. Rembrandt fue por encima de todo un pintor espontáneo e innovador y con toda seguridad que no se sintió constreñido por los métodos académicos. Sus pinturas se tienen que abordar empíricamente y describir de acuerdo con una terminología apropiada a cada caso.
Cuando tenía que realizar las capas principales, Rembrandt procedía de manera directa. Normalmente esto se aprecia con sólo observar la superficie de los cuadros y las imágenes de radiografía. Variando el espesor, la textura, la transparencia y la yuxtaposición de los colores se puede obtener toda una gama de efectos.
Un efecto concreto que todos los pintores deben dominar si quieren representar la forma de manera convincente es el semitono frío entre la luz y la sombra: una forma dada sólo aparecerá como sólida y convincente si se cumple correctamente esta norma. En esencia, la representación mediante la pintura de objetos tridimensionales -rostros, manos, etc.- requiere un uso alternativo de colores cálidos y fríos: las sombras son cálidas, los semitonos fríos; las luces son cálidas y las luces muy intensas frías. Si no se respeta la secuencia, no se conseguirá la ilusión de profundidad y volumen. Es instructivo observar que Rembrandt casi siempre respetaba esta convención y, cuando no lo hacía, el resultado era pobre y nada convincente. Un buen ejemplo de ello es El festín de Baltasar, donde tenemos muchas razones para creer que el maestro buscó deliberadamente un efecto teatral.
La aplicación efectiva del semitono frío podía hacerse de maneras diversas. Pintándolo directamente entre las luces y las sombras como una franja de color que contuviera pigmentos fríos de tonalidad azul. O también -y las pinturas tardías de Rubens son tal vez el más destacado exponente de este método- aprovechando el llamado efecto de turbidez, según el cual un color pintado tenuemente sobre un tono oscuro cálido resultará a la vista más frío que si hubiera sido pintado sobre un tono más claro. Así, si se aplica un color oscuro a las capas inferiores de las sombras y las zonas de semitonos y luego se recubre con el color translúcido y cálido de las luces generales, surgen automáticamente los semitonos fríos.
En las pinturas descritas aquí se pueden observar las dos técnicas: el uso de los efectos de turbidez se pueden ver, por ejemplo, en Mujer bañándose en un riachuelo y el uso del color aplicado directamente a la superficie en el Autorretrato a la edad 34 años.
El uso que Rembrandt hace de la textura y el empaste es muy característico. Utiliza materia pictórica para sugerir la sustancia y la forma de un modo extraordinariamente directo: la camisa de Mujer bañándose en un riachuelo, la carnación del Retrato de una mujer de 83 años, la pretina de Saskia van Uylenburch en atuendo de la Arcadia y la casaca del Retrato de Frederik Rihel a caballo son buenos ejemplos de ello. Algunos trucos de la textura, como el uso del mango del pincel para eliminar pelos y sombras en la pintura húmeda, que nos pueden resultar ligeramente mecánicos, fueron profusamente practicados por sus imitadores. En definitiva, Rembrandt buscó, tal vez como ningún otro pintor, esa ambigüedad de la pintura como imagen y de la imagen como pintura que subyace a toda la técnica pictórica. A sus discípulos los inculcó la correcta apreciación de las posibilidades materiales de la pintura. Es posible que Samuel van Hoogstraten plasmara certeramente las enseñanzas de su maestro cuando escribió:
«… es deseable, por encima de todo, que te acostumbres a un modo vivo de tratamiento, a fin de que puedas expresar inteligentemente distintos planos o superficies; dando al dibujo el debido énfasis y al colorido, cuando lo permita, una libertad desenfadada, sin proceder nunca a pulirlo o mezclarlo… es mejor buscar la suavidad con un pincel bien nutrido…, pues, aunque pintes con tanto espesor como quieras, la suavidad terminará imponiéndose por sí misma.»
Bibliografía: Marshall Smith, The Art of Painting, according lo the best Italia», French and Germán Masters, Landres 1693; Lairesse, Het groot Schüderboek/ipandian, L’academia todesca…; Hoogstraten, Inleyding…; H. Miedema, «Over kwaliteitsvoorschriften in het St Lucasgilde; over «doodverf»», Oud Holland, 101, 1987, pp. 141-147.